viernes, 30 de agosto de 2013

Llámalo memorias, ponle el nombre que quieras. A veces el final de un viaje es agridulce, pasa rápido aunque, de hecho, dos semanas es poco tiempo. Dos semanas y un abrazo sincero de despedida; en realidad tres, hacen llegar a mi memoria lo que es la amistad. Sin duda he aprendido mucho de la montañas, de las rocas, de los pájaros (golondrinas), y demás animales de todos los tamaños de las personas, todas ellas me han dado fuerza y vida, a pesar de mi juventud, que debiera bastar. Salgo en tren desde la estación de Soneja, y me despido de Azuébar. Digo de nuevo adiós a mi infancia, a un pasado que cada vez aprendo a valorar mejor, un pasado no tan malo, mucho mejor.

jueves, 29 de agosto de 2013

Tantos fueron los sueños que consistieron en traspasar los horizontes, aventuras legendarias a través de la "inmensa puerta que el cielo forma sobre la tierra" citando a Kafka, hacia lo desconocido. Algunos de esos sueños se cumplieron, otros fracasaron. Y aunque los rincones de esta tierra se conocen sólo en la superficie, mi aventura se adentra en lo profundo del pensar, y me llevará lejos de mi tierra. Por tantos sueños impensables, que fueron defendidos hasta el último hálito. El mío es uno de ellos.